martes, 20 de octubre de 2015

Indumentarias tradicionales de Nuevo León

Indumentaria de la región central

Las circunstancias que se reflejan en esta indumentaria son las que moldearon a hombre y mujeres en
tiempos remotos; la aridez del suelo que reclamaba una entrega total para su aprovechamiento, la ferocidad del medio y lo extremoso del clima. Bajo estos elementos además de la documentación en  fotografías y la visita a diferentes municipios de la región, en el año de 1959 las inquietudes del maestro folklorista Jesús Daniel Andrade González, se vieron coronadas al diseñar el traje que hoy conocemos como típico de esta región central.                              

Tomando en cuenta que en esta región se bordaba poco y casi no se hilaba, el encaje de bolillo era común y suplía los bordados en blusas y faldas; se acostumbró el alforzado, el fruncido y el abullonado, estas características pueden apreciarse en el traje que  a continuación se describe y que consta de dos partes: blusa y falda.

La blusa: está confeccionada en nansú, dacrón o poingé, las tres telas suaves y frescas generalmente en color blanco, la pechera alforzada (con pliegues), cuello alto con encaje de guipiur y este mismo encaje en los puños de las mangas, además de alforzas, la manga semejante a la llamada  “tipo carnero”, se adorna con cinta de terciopelo, moaré  o abarrotada en cuello y puños.

La falda: está confeccionada en paño de lana, gabardina o casimir en colores oscuros o claros en tonos pastel sin llegar a los brillantes, el corte es a base de 12 cuchillas con seis pliegues escondidos que se le llaman “pastelones”, se adorna con un listado de cintas de terciopelo, moaré o abarrotada interrumpido este por altas y bajas sin llegar a la greca siendo seis en total los que se dibujan en la falda, terminando el adorno con grandes botones forrados del mismo material de la cinta, debe cuidarse el ritmo de color en los materiales, además si se va a usar encaje se debe seguir el mismo ritmo de coloración alternado con las cintas y listones.

El peinado y accesorios :en el peinado para el traje típico el cabello va totalmente recogido con un partido por la mitad y cubriendo la parte superior de la orejas, en la parte trasera se hace una o un par de trenzas que se acomodan elegantemente en forma de 8 acostado, para concluir el peinado se adorna con una peineta dorada que se coloca sobre la cebolla, o un par de peinetas pequeñas doradas o con pedrería a los lados a la altura de las orejas, se acostumbraba el uso de aretes mamones, si se usaba cuello alto portaban camafeo o prendedor y también se acompaña con abanico español. 

El calzado: usaban dos tipos de calzado, la bota Carlota en dos tonos, negro-gris, o el choclo español tipo abuelita con tacón de carrete.

De esta manera podemos afirmar lo que dice el maestro Andrade en su libro “Hechos y testimonios de Nuevo León”: es una trasposición de lo usado generalmente por nuestros antepasados y con las proporciones y necesidades estilísticas de la época presente, en este atuendo se demuestra un gran respeto por la mujer norteña.





















Atuendo del varón: la indumentaria del varón en la región central es igual a la descripción del hombre regional, solo que el pantalón y camisa confeccionadas en tela de la mejor calidad usando casimir y lino respectivamente ; además el uso de la “cuera” de gamuza o carnaza que es una chaqueta con barbas que nos recuerda las incursiones apaches por esta región; cabe mencionar que la  cuera neolonesa se caracteriza y diferencia de la tamaulipeca en que siempre ha sido de barbas largas y delgadas y no se acostumbraba el adorno con figuras de otro color, acompañado el atuendo con paliacate o mascada de seda al cuello, ancho cinto con gran hebilla cincelada de plata, acero, cobre u oro y finalmente sombrero de lona o fieltro.

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